Desde niña recuerdo haber pasado horas dibujando, especialmente rostros y cuerpos femeninos. Con el tiempo, he perfeccionado mi técnica a través de mucha práctica, aunque fue hace menos de tres años cuando decidí ser constante y autodenominarme artista. Mi camino ha sido autodidacta, lo que me llevó a enfrentar tanto los prejuicios ajenos como los propios, especialmente en un país tan academicista como el nuestro, donde no tener una formación formal en arte puede ser visto como una desventaja. Sin embargo, las redes sociales han sido una gran aliada en la democratización del arte, permitiendo que este deje de ser exclusivo de unos pocos "virtuosos" y se abra al mundo entero.